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ESTRAGÓN.-Te digo que fueron diez.
VLADIMIRO.-NO, hombre, antes: el que te pegó las patadas.
ESTRAGÓN.-¿ Está ahí?
VLADIMIRO.-Mira. (Gesto.) Ahora está inmóvil. Pero de un momento a otro puede ponerse en
movimiento.
ESTRAGÓN.-¿Y si le diéramos un escarmiento entre los dos?
VLADIMIRO.-¿Quieres decir, si nos tiráramos encima de él mientras duerme?
ESTRAGÓN. Sí.
VLADIMIRO.-Es una buena idea. Pero ¿somos capaces? ¿Está dormido de verdad? (Pausa.) No; lo
mejor sería aprovechar que POZZO pide auxilio para socorrerle, haciéndonoslo agradecer.
ESTRAGÓN.-Ya no pide nada.
VLADIMIRO.-Es que ha perdido la esperanza.
ESTRAGÓN.~Quizá. Pero...
VLADIMIRO.-NO perdamos el tiempo en discusiones inútiles. (Pausa. Con vehemencia :)
Hagamos algo, ahora que se presenta la ocasión. No siempre nos necesitan. La verdad es que no se nos
necesita. Otros lo harían igual que nosotros, si no mejor. La llamada que acabamos de escuchar va dirigida a
toda la Humanidad. Pero en este lugar, en este momento, nosotros somos la Humanidad, queramos o no.
Aprovechemos la ocación antes que sea tarde. Representemos dignamente por una vez la escoria en que la
desgracia con ha simido. ¿Qué te parece?
ESTRAGÓN. No te escuchaba.
VLADIMIRO.-Bien es verdad que quedándonos de brazos cruzados, pesando los pros y los contras,
también hacemos honor a nuestra condición. El tigre se precipita en auxilio de sus semejantes sin pensarlo. O
se refugia en lo más espeso de la selva. Pero la cuestión no es esta. ¿Qué hacemos aquí? , es lo que tenemos
que preguntarnos. Tenemos la suerte de saberlo. Sí; en medio de esta inmensa confusión, una sola cosa está
clara: esperamos que venga Godot.
ESTRAGÓN.-Es verdad.
VLADIMIRO.~ O que caiga la noche. (Pausa.) Tenemos una cita, y se acabó. No somos santos;
pero hemos acudido a la cita. ¿Cuántos pueden decir lo mismo?
ESTRAGÓN.-Multitudes.
VLADIMIRO.-¿ Te parece?
ESTRAGÓN.-NO sé.
VLADIMIRO.-¡ Quizá!
POZZO.-¡ Socorro!
VLADIMIRO.-Lo evidente es que el tiempo, en estas condiciones, pasa despacio y nos lleva a
llenarlo con acciones que, ¿cómo diría?. a primera vista pueden parecer razonabIes, y a las cuales estamos
acostumbrados. Me dirás que es para impedir que nuestra razón se nuble. De acuerdo. Pero he aquí lo que me
pregunto a veces: ¿no anda errante ya en la continua noche de los grandes abismos? ¿Sigues mi
razonamiento?
ESTRAGÓN.-Todos nacemos locos. Algunos siguen siéndolo.
POZZO.-¡ Socorro! ¡ Les daré dinero!
ESTRAGÓN .-¿ Cuánto?
POZZO.-Diez pesetas.
ESTRAGÓN.-ES poco.
VLADIMIRO.-NO serás capaz.
ESTRAGÓN.-¿Te parece bastante?
VLADIMIRO.-NO; quiero decir que no serás capaz de sostener que cuando vine al mundo ya estaba
mal de la cabeza. Pero la cuestión no es esta.
POZZO. Veinte pesetas.
VLADIMIRO. Estamos esperando. Nos aburrimos como ostras, qué duda cabe. Bueno. Se nos
presenta una diversión, y ¿qué hacemos? La dejamos que se pudra. Venga; manos a la obra. (Avanza hacia
POZZO, se detiene.) Dentro de un momento todo habrá pasado. Estamos otra vez solos en medio de las
soledades. (Piensa.)
POZZO.-Veinte pesetas.
VLADIMIRO.-Ya vamos.
(Trata de levantar a POZZO, pero no lo consigue. Redobla sus esfuerzos, tropieza con los
bultos, cae, trata de levantarse sin conseguirlo.)
ESTRAGÓN.-¿Qué os pasa a todos?
VLADIMIRO.-¡ Socorro!
ESTRAGÓN.-Me voy.
VLADIMIRO.-¡ No me abandones! Me matarán!
POZZO.-¿Dónde estoy?
VLADIMIRO.-¡ Gogo!
POZZO.-¡A mí!
VLADIMIRO.-¡ Ayúdame!
ESTRAGÓN.-YO me voy.
VLADIMIRO.-Primero ayúdame. Después nos marcharemos juntos.
ESTRAGÓN.-¿Me lo prometes?
VLADIMIRO.-¡ Te lo juro!
ESTRAGÓN.-¿Y no volveremos nunca?
VLADIMIRO.-¡ Nunca!
ESTRAGÓN.-Nos iremos al Sur.
VLADIMIRO.- A donde quieras.
POZZO.-¡ Treinta! ¡ Cuarenta!
ESTRAGÓN.-Siempre he tenido ganas de pasearme por el Sur.
VLADIMIRO.-Te pasearás.
ESTRAGÓN.-¿Quién se ha ido sin decir adiós?
VLADIMIRO.-Ha sido POZZO.
POZZO.-¡ He sido yo! ¡ He sido yo! ¡ Piedad!
ESTRAGÓN.-ES repugnante.
VLADIMIRO.-¡ Pronto! ¡ Pronto! Dame la mano!
ESTRAGÓN.~Me voy. (Pausa. Más fuerte.) Me voy.
VLADIMIRO. Al fin y al cabo, acabaré por levantarme solo. (Trata de levantarse, vuelve a caer.)
Tarde o temprano.
ESTRAGÓN.-¿Qué te pasa?
VLADIMIRO.-¡ Déjame en paz!
ESTRAGÓN.-¿Te quedas aquí?
VLADIMIRO.-De momento.
ESTRAGÓN.-Levántate, anda; vas a coger frío.
VLADIMIRO.-NO te preocupes por mí.
ESTRAGÓN.~Pero, hombre, Didi, no seas cabezota (Tiende la mano a VLADIMIRO, que la coge
rápidamente) ¡ Venga, arríba!
VLADIMIRO.-¡ Tira!
(ESTRAGÓN tira, tropieza, cae. Largo silencio
POZZO.-¡ A mí!
VLADIMIRO.-Estamos aquí.
POZZO.-¿Quiénes son ustedes?
VLADIMIRO.-Somos hombres.
(Silencio)
ESTRAGÓN.- ¡Qué bien se está en el suelo!
VLADIMIRO.-¿ Puedes levantarte?
ESTRAGÓN.-NO se.
VLADIMIRO.-Prueba.
ESTRAGÓN.-En seguida, en seguida.
(Silencio)
POZZO.-¿Qué ha ocurrido?
VLADIMIRO.-(En alto.) ¿Te quieres callar de una vez ¡Vaya perra! Solo piensa en él.
ESTRAGÓN.-¿ Y si intentáramos dormir?
VLADIMIRO.-¿ Has oído? ¡ Quiere saber lo que ha pasado!
ESTRAGÓN.- ¡Déjale! Duerme.
POZZO.~¡ Piedad! ¡ Piedad!
ESTRAGÓN.-(Sobresaltado.) Qué, ¿qué pasa?
VLADIMIRO.-¿Dormías?
ESTRAGÓN.~Creo que sí.
VLADIMIRO.~¡Otra vez ese asqueroso POZZO!
ESTRAGÓN.-¡ Dile que se calle! ¡Partele la boca!
VLADIMIRO. (Pegado a POZZO.) ¿Has acabado? ¿Quieres callarte? ¡Sabandija! (POZZO se
desprende, lanzando gritos de dolor, y se aleja, arrastrándose. De cuando en cuando se para, tienta el aire con
gestos de ciego, llamando a LUCKY. VLADIMIRO, apoyado en un codo, le sigue con la vista.) ¡ Se ha
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